La experiencia general, y mía personal, muestra que lo primero que hay que saber sobre la resistencia a nivel de campo es, que la gran mayoría de los casos de fracaso del control no son debidos a resistencia sino al uso incorrecto de antiparasitarios o a error en la estimación del problema. A menudo es difícil detectar o reconocer el error cometido y se culpa fácilmente a la resistencia. Por ello, lo primero que hay que hacer si se plantea una posible resistencia es recoger el máximo de información posible y analizarla para excluir un error de aplicación.

Los consejos siguientes se aplican sobre todo a los parásitos del ganado, no a los de las mascotas. Para aclarar si hay un problema de resistencia de parásitos en perros, gatos u otras mascotas lo único razonable por el momento es consultar a un médico veterinario.

Elementos para diagnosticar la resistencia en propiedades ganaderas

A veces es necesario determinar cuidadosamente la presencia de parásitos

Diagnosticar con precisión si una población de parásitos en una propiedad o un entorno concreto se ha vuelto resistente, sólo se puede hacer de ordinario en laboratorio con métodos hasta la fecha no aplicables directamente en el campo por el productor o por el propietario de perros o gatos. Hay tests bioquímicos que permiten detectar algunos tipos de resistencia directamente con ejemplares tomados del campo sin necesidad de reproducirlos en laboratorio, pero sólo para unos pocos parásitos y no están disponibles en todos los paises: es un tema de investigación abundante.

En la mayoría de los casos el diagnóstico preciso requiere tomar muestras del parásito o de sus huevos, llevarlas al laboratorio para allí multiplicar los individuos, y más tarde hacer pruebas comparativas in vitro con una cepa patrón del mismo parásito no resistente. En el caso de gusanos parásitos internos es casi siempre necesario hacer un ensayo in vivo, es decir en el ganado, comparando la eficacia de varios anitihelmínticos, lo que exige tomar muestras de excrementos para evaluar en laboratorio los huevos de gusanos que se encuentran en esas muestra.

En muchos países estos servicios no están disponibles para la mayoría de los productores, simplemente por falta de capacidad o de recursos en los laboratorios responsables. Y donde están disponibles, el proceso necesita tiempo, en el mejor de los casos una o dos semanas, a menudo meses. Por ello, si bien es siempre recomendable intentar lograr un diagnóstico fiable de laboratorio, en la inmensa mayoría de los casos el productor o el veterinario se verá obligado a tomar decisiones sobre cómo tratar su ganado o las mascotas sin tener un diagnóstico preciso. Para esta gran mayoría se tratará, no tanto de obtener un diagnóstico preciso de si hay resistencia y de qué tipo es, sino mas bién de la detección de síntomas de la resistencia y de tomar medidas que contribuyan a solucionarla o eviten que se agrave.

A continuación, sin ánimo de ser exhaustivo, se indican algunos criterios que pueden ayudar a dilucidar en el campo y sin medios técnicos especializados, si es probable que el fallo de un producto se deba a un problema de resistencia o no. Estos criterios se aplican sobre todo a la ganadería, pero pueden aplicarse en parte también a las mascotas.


1. ¿Qué es exactamente lo que se hizo en el campo y lo que se ha observado después en el ganado?

Hay que analizar lo más precisamente posible lo que ha ocurrido: no basta con decir p.ej., “el producto no trabajó”, o “los animales siguen llevando garrapata”. Es necesario determinar si el problema afecta a todos o sólo a algunos de los animales. Si afecta sólo a algunos, a cuáles afecta: terneros, vacas, madres, toros, etc.; o a los que están, o han estado, o no han estado en una zona particular, y a otros no; o a los que se trataron por la mañana o por la tarde; o a los que trató fulano o mengano, etc.

Para determinarlo es crucial hablar con la(s) persona(s) concretas que hicieron el tratamiento, prepararon el producto, reunieron los animales, etc. Para el propietario no es suficiente hablar con el capataz o mayoral, si no es éste quien hizo los tratamientos ni ha observado los animales afectados. Y para un distribuidor o vendedor que atiende un reclamo no es suficiente hablar con el propietario, si no es éste quien hizo los tratamientos personalmente.

Es absolutamente necesario aclarar si el producto que se ha utilizado podría haber estado malogrado: por caducidad, contaminación, etc.

Las siguientes recomendaciones prácticas se aplican sobre todo a las garrapatas Boophilus y las moscas de los cuernos, en parte al ácaro rojo de las gallinas y a las moscas domésticas (y en menor medida a la sarna ovina), parásitos que el productor puede ver más o menos y por tanto estimar si hubo algo que no fue bien tras un tratamiento.


2. ¿Qué parásito ha creado el problema?

En países de habla castellana (América Latina y España) hay cinco especies de parásitos externos de las que se puede sospechar hoy en día un problema de resistencia en el campo:

  • garrapatas Boophilus (enlace) en bovinos
  • moscas de los cuernos (Haematobia irritans) (enlace) en bovinos
  • sarna psoróptica (Psoroptes ovis) (enlace) en ovinos
  • ácaros rojos de las gallinas (Dermanyssus gallinae) (enlace) en explotaciones avícolas
  • moscas domésticas (Musca doméstica) (enlace) en todo tipo de establos, sobre todo porcinos, vacunos de leche y avícolas.

Con una probabilidad mayor del 95% se puede excluir la resistencia como explicación de un fallo del control para todos los demás parásitos externos. Si p.ej. falló el control de moscas del establo o de la cara, de sarna porcina, de garrapatas otras que Boophilus, etc., se tratará con 95% de probabilidad de uso incorrecto del producto o de uso de un producto inadecuado para el control de ese parásito.

En lo referente a helmintos parásitos internos del ganado hay problemas de resistencia de los nemátodos gastrointestinales, muy graves en ovinos y caprinos en casi todo el mundo, y los casos en bovinos van en aumento. Las especies concretas afectadas varían de un lugar a otro, pero son casi siempre de los géneros Cooperia, Haemonchus, Nematodirus, Oseophagostomum, Ostertagia (=Teladorsagia) y Trichostrongylus. También hay casos de resistencia a los antihelmínticos de gusanos pulmonares del género Dictyocaulus en bovinos y de la duela del hígado, Fasciola hepatica, en ovinos y bovinos, pero mucho menos abundates por ahora que los de los nematodos gastrointestinales.

En equinos (caballos, asnos, mulas) hay ya problemas serios de resistencia de los ciatostómidos (pequeños estrongílidos) y Parascaris equorum en bastantes lugares.

No es difícil “equivocarse” de parásito. Para quien no es especialista, no siempre es fácil distinguir entre garrapatas Boophilus y otras especies de garrapatas, sobre todo donde éstas son tan abundantes o más que Boophilus, p.ej. en algunas regiones de México, América Central y en los países del Pacto Andino. También es fácil confundir las moscas del establo, de los cuernos o domésticas con otras moscas frecuentes en las explotaciones ganaderas. A simple vista es de ordinario imposible para un productor diagnosticar los diferentes tipos de sarna ovina: psoróptica, corióptica, sarcóptica, etc. Y en el caso de gusanos nematodos gastrointestinales es necesario examinar las heces al microscopio para determinar qué especies infectan al ganado.

A pesar de ello, ante un producto que falla por sospecha de resistencia, lo primero que hay que hacer es precisamente determinar qué especie de parásito no resulta controlada.


3. ¿El problema afecta a todos los animales o sólo a algunos?

Se trata de una pregunta clave, pues los parásitos resistentes no discriminan entre los animales. Y hay docenas de situaciones que pueden explicar que un grupo de animales esté más infestado que otro, dentro de la misma propiedad. La mayoría de las veces en que un producto falla, si el problema afecta sólo a un grupo de los animales, se explica por errores singulares de aplicación, es decir, errores que de ordinario no suceden, pero que esa vez sucedieron con un grupo de animales.

La explicación puede ser trivial –por lo que sea no se trataron todos los animales– o más sutil. Por ejemplo, en baños de inmersión, los primeros animales en pasar pueden haber recibido menos producto porque no estaba bien mezclado el baño; si la recarga se hizo demasiado tarde, los últimos antes de la recarga también habrán recibido poco producto. Tras un baño de aspersión tal vez no funcionó bien el túnel durante algunos momentos (problemas de electricidad, o de boquillas obstruidas, etc.). Tal vez llovió antes o después de un baño o tratamiento con pour-on. Con pour-ons o inyectables, se pudo haber subestimado el peso de algunos animales. Tras aspersión manual tal vez no todos los animales recibieron el debido tratamiento en todas las partes del cuerpo (ubres, bajo la cola, orejas, etc.). En en el caso de suspensiones orales antihelmínticas, tal vez no se agitó bien el envase, o el dosificador no estaba bien calibrado, algunos animales vomitaron, etc., etc., etc.

Una situación que afectaría sólo a una parte de los animales sin que haya resistenci ni error de aplicación puede darse con garrapatas y con helmintos, si esos animales estuvieron pastando en una zona especialmente infestada, y el resto no. Los animales que estuvieron en la zona infestada llevarán una carga de larvas mucho mayor y, tras el tratamiento, puede parecer que no quedaron limpios como los demás (ver explicación en el parágrafo siguiente).


4. ¿Es la primera vez que «falla» este producto, o viene ya fallando últimamente?

La resistencia no aparece casi nunca de repente, sin previo aviso, sino que se desarrolla poco a poco. Lo que se observa más frecuentemente en el caso de resistencia verdadera es que, con el tiempo, se va reduciendo la eficacia de un producto o su poder residual. Al principio, tras un tratamiento, el ganado quedaba libre de parásitos y permanecía así durante varios días, semanas o meses, según el producto. Poco a poco, se empieza a ver que tras el tratamiento quedan algunas garrapatas o moscas vivas, y que hay que tratar más a menudo. El paulatino aumento del número de tratamientos necesarios para mantener el mismo nivel de control es un síntoma característico de que se está desarrollando resistencia.

Pero esto puede ocurrir también sin que se dé un problema de resistencia. Una situación típica es que, por razones climáticas y/o ecológicas o ambas a la vez, las poblaciones de algunos parásitos se pueden disparar de pronto, pueden surgir en grandes cantidades, como una explosión. En estos casos, hay que ser consciente de que ningún producto procura un 100% de control (salvo, en algunos casos, los sarnicidas). Buenos insecticidas y acaricidas de contacto suelen procurar un control del 95% al 99%. Es decir, permiten la supervivencia de 5% a 1% de los parásitos.

Ahora bien, el 5% de 100 son 5, pero el 5% de 10’000 son 500. Si al tratar una res llevaba 100 larvas de Boophilus (que no se ven a simple vista) y el 5% sobreviven, a las 2 o 3 semanas la res llevará unas 5 garrapatas repletas, probablemente algo escondidas (en las orejas, bajo la cola, etc.) que de ordinario nadie ve: la res da la impresión de estar limpia. Pero si llevaba 10’000 larvas de Boophilus (que tampoco se ven a simple vista) y sobreviven el 5%, a las 2 o 3 semanas la res llevará 500 garrapatas repletas, que sí que se ven, aunque algunas estén algo escondidas. Es decir, a medida que avanza la temporada, el número de garrapatas que se "ven" sobre el ganado tras los tratamientos puede ir aumentando, sin que haya habido ningún error de aplicación ni haya un problema de resistencia, simplemente por la dinámica estacional del parásito.

También hay errores de aplicación de un producto, singulares o crónicos, que pueden disminuir paulatinamente su eficacia afectando a todo un hato y sugerir que podría tratarse de resistencia. Por ejemplo, si un bañadero de inmersión de bovinos se va llenando excesivamente de suciedad, aunque se recargue correctamente, de hecho se irá subdosificando cada vez más, porque cuanta más suciedad, menos sustancia activa está disponible para impregnar el pelo del ganado, ya que la suciedad tiende a absorber la sustancia activa garrapaticida. Es decir, al pasar los meses, el producto parece que trabaja peor, o que cada vez sobreviven más parásitos. Si a esto se añade el paulatino aumento de la infestación de los pastos durante la temporada, la impresión puede ser que los parásitos se controlan cada vez peor y concluir erróneamente que hay un problema de resistencia.

Algo similar puede ocurrir si un baño de inmersión no se calibró correctamente o si se inunda regularmente. O si en un baño de aspersión las boquillas se van obstruyendo paulatinamente, o si la presión a la salida de las boquillas va disminuyendo por suciedad en las cañerías, o por fugas, etc. O si se aplica siempre la misma dosis de un pour-on, un inyectable o una suspensión oral a animales que van aumentando de peso con la temporada y que por lo tanto, paulatinamente irán siendo subdosificados.


5. ¿Desde cuándo se viene utilizando la misma «clase química» parasiticida?

Como dicho, la resistencia a un compuesto químico no surge de pronto, sino que necesita al menos de varios años de empleo relativamente intenso del mismo compuesto químico o de otro con el mismo mecanismo de acción. La pregunta crucial no es qué producto (o marca) sino qué clase química de antiparasitario viene empleándose en la propiedad, y desde cuándo.

Esto es totalmente independiente de que se haya cambiado de marca, de formulación o de método de aplicación. Es pues muy importante saber, qué sustancia activa se está empleando y a qué clase química pertenece, no sólo su marca comercial. Pues ocurre además, que hay laboratorios que, por las razones que sean, cambian la sustancia activa sin cambiar la marca comercial, o viceversa.

Si contra alguno de los parásitos sospechosos arriba mencionados se viene empleando la misma clase química ininterrumpidamente desde hace 4 o más años, la posibilidad de que haya surgido resistencia es real, sobre todo a piretroides, organofosforados y amitraz (amidinas). La probabilidad aumenta si estas clases químicas se emplearon abundantemente en el pasado aunque su uso se hayan interrumpido durante algunos años. Para los antihelmínticos del grupo de los benzimidazoles, el levamisol o los endectocidas ocurre algo similar

Para consultar los artículos en este sitio sobre las clases químicas de endoparasiticidas antihelmínticos pulse aquí.


6. ¿Hay casos de resistencia confirmados en la vecindad?

Si en alguna propiedad vecina o cercana se ha confirmado resistencia, la probabilidad de que el problema detectado en la propia explotación sea efectivamente de resistencia aumenta considerablemente.

Esto es especialmente cierto para las moscas de los cuernos y las moscas domésticas, por su movilidad natural, o porque vientos fuertes o movimientos de ganado pueden fácilmente trasladar individuos resistentes de una propiedad a otra. En las garrapatas Boophilus el riesgo es menor, pero también aquí, los movimientos de ganado o inundaciones pueden trasladar larvas resistentes de una propiedad a otra.

Lógicamente, que no se haya confirmado resistencia en propiedades vecinas no indica nada, pues tal vez no se ha detectado aún, o no es conocido. Y, al fin y al cabo, a alguien le toca siempre ser el primero.


7. Haga un tratamiento de prueba a conciencia bajo estricta supervisión

Si el fallo del producto, repetido o no, no se puede explicar por un error de aplicación, por alguna peculiaridad ecológica, climática, o de manejo, ni por una deficiencia del producto (caducado, malogrado, etc.), lo más aconsejable es proceder a hacer un «tratamiento de prueba» con todo el esmero posible, estrictamente supervisado para no cometer ningún error, y con producto fresco. Es importante utilizar producto fresco porque el anteriormente utilizado o almacenado en la propiedad puede haberse malogrado. Normalmente se hace la prueba con sólo una parte del ganado (10 a 20 animales), para hacerla más rápidamente y para que sea más fácil controlar antes y después, qué ocurre con el ganado y con el parásito.

Si se trata de un baño de inmersión, vacíe el bañadero, límpielo y vuelva a cargarlo siguiendo estrictamente todas las instrucciones del fabricante, y efectúe el baño lo más correctamente posible (p.ej. que no llueva ni antes ni después). Si se trata de un túnel de aspersión compruebe, con agua pero sin producto, que las tuberías no tienen fugas, que no hay boquillas obstruidas, que la presión permanece constante, etc. Y si el túnel no tiene cortina a la salida, póngale una, para que los animales no pasen demasiado rápido por él. Si va a utilizar un pour-on, un inyectable o una suspensión oral, pese cada animal antes de tratarlo y asegúrese de que se le administrará la dosis correcta.

Examine los animales antes del tratamiento, para estimar qué carga parasitaria llevan: no haga un tratamiento si la carga parasitaria es demasiado pequeña, es decir, si llevan pocos parásitos antes del tratamiento: la prueba podría dar un resultado equívoco o incierto, o simplemente falso.

Es muy recomendable solicitar el asesoramiento de un médico veterinario, un técnico agropecuario o un representante del fabricante para realizar esta prueba.


8. Conclusión

  • Si el problema afecta a una de las especies sospechosas arriba mencionadas,
  • si viene repitiéndose desde hace un tiempo y ha ido empeorando,
  • si de ordinario afecta a todo el ganado,
  • si el producto en cuestión se ha utilizado durante bastantes años,
  • si se puede excluir razonablemente un error de aplicación y
  • si el tratamiento prueba ha dado mal resultado,

se puede concluir que muy probablemente se trata de resistencia.

Si se pueden enviar muestras del parásito a un laboratorio para obtener un diagnóstico preciso, hágalo, aunque tenga que esperar meses hasta recibir la respuesta. Dicha respuesta será siempre útil para saber a qué atenerse en el futuro.

Si no puede enviar muestras a un laboratorio, el artículo de este sitio sobre la prevención y el control de la resistencia podría serle útil (pulsar aquí).


Resistencia real de campo, resistencia confirmada en laboratorio, y reportes en la literatura científica

A propósito del diagnóstico de la resistencia, otra experiencia personal durante décadas de trabajo de campo es que hay tres cosas diferentes:

  • la resistencia real de campo en una propiedad concreta
  • la confirmación de dicha resistencia en pruebas de laboratorio
  • la publicación de los resultados en una revista científica

La resistencia real de campo comienza a manifestarse mucho años antes de que se publique el primer reporte de una prueba de laboratorio en una revista científica. Los primeros que la perciben como tal, son los laboratorios veterinarios (a menudo a través de los distribuidores), por el aumento de reclamos debidos a fracasos de control en los que se compruebe que el producto se usó correctamente.

Antes o después, el laboratorio fabricante toma muestras de los parásitos sospechosos y realiza las pruebas de diagnóstico correspondientes. Si puede, lo hará en su propio laboratorio. Si se trata de una sustancia activa que hasta ahora no había mostrado casos de resistencia en ningún lugar, y se confirma que se trata de una cepa de campo efectivamente resistente a dicha sustancia activa, ese resultado se considerará confidencial y muy probablemente no se hará público inmediatamente..., habrá un gran revuelo en la empresa..., empezarán a discutirse estrategias de acción a nivel técnico, de mercadeo y de comunicación...

La dinámica sueles ser tal, que sólo cuando se multiplican estos casos y aumentan los "rumores", alguna institución pública (universidad, organismo estatal, etc.) acabará por hacer su propia investigación, que muy probablemente confirmará la existencia de tales cepas resistentes. Pero puede bien ocurrir que tampoco esta institución haga inmediatamente públicos sus resultados: por falta de tiempo, por esperar a determinar qué medidas tomar o qué recomendaciones hacer, para evitar crear pánico, etc.

En el "mundo científico y oficial" se tiende a pensar que lo que no está publicado "no existe", o no está científicamente demostrado, luego no es "serio" ni digno de consideración a la hora de tomar medidas prácticas concretas. Es decir, no se hace nada, no se emiten recomendaciones, etc. En no pocos países de América Latina faltan aún reportes publicados de casos de resistencia de ciertos parásitos a determinadas clases químicas. Y no es que no la haya, sino que nadie la ha publicado aún. Es pues así, que pueden pasar años y años entre el inicio de un problema real de resistencia de campo y la emisión de recomendaciones oficiales para enfrentarse a ella en un país concreto. No pocas veces es demasiado tarde...

Es mi opionión personal que, precisamente esto, es lo que ha ocurrido en muchos países con la resistencia de las moscas de los cuernos y las garrapatas Boophilus microplus a los piretroides, y ya antes en parte a los organofosforados. Cuando se confirmó oficialmente que había un problema, fue demasiado tarde para solucionarlo, porque estaba ya del todo generalizado y había alcanzado niveles insuperables.

Y mucho me temo que la dinámica general no va a cambiar, y puede acabar occuriendo lo mismo con la resistencia de las garrapatas Boophilus al amitraz, a la ivermectina, al fluazurón o al fipronil, o con la resistencia de las moscas de los cuernos a la ivermectina o al fipronil.

En 1994, aproximadamente, se constituyó el ERWG, (Ectoparasite Resistance Working Group), por inciativa de la FAO y del WAARC (World Animal Acaricide Resistance Centre, éste se disolvió hacia el año 2000). El ERWG estaba concebido como un grupo de trabajo de los laboratorios veterinarios activos entonces en el mercado de los ectoparasiticidas, para desarrollar, fomentar y coordinar estratregias para hacer frente a la entonces amenaza creciente de la resistencia. Fui miembro fundador como representante de CIBA-GEIGY (→ NOVARTIS → ELANCO) y miembro activo hasta 1998. Formaban parte activa además representantes de BAYER (→ ELANCO), HOECHST (→ INTERVET → MERCK AH), ROUSSEL-UCLAF (→ INTERVET → MERCK AH), MS&D (→ MERIAL → BOEHRINGER INGELHEIM) y creo recordar que también de CYANAMID (→ FORT-DODGE → PFIZER → ZOETIS). El grupo se reunió varias veces con representantes de la FAO de numerosos países de América Latina, unas veces en Roma, la sede de la FAO, y una vez en un taller en Porto Alegre, para intercambiar informaciones y discutir posibles estrategias a seguir y recomendar.

Lamentablemente, a pesar de la buena voluntad de todos, los logros fueron mínimos aquellos primeros tiempos. Eran los años, en los que la resistencia a los piretroides en garrapatas Boophilus se extendía como el fuego por toda América Latina y otras regiones. Nosotros, los representantes de la industria lo sabíamos, pero en la mayoría de los países no había resultados científicos publicados al respecto. Es más, hubo casos en que las autoridades veterinarias nacionales de algunos países, que no citaré, se resistían a admitir, y mucho más a hacer pública, la existencia de casos de resistencia a ciertos compuestos (concretamente a la flumetrina), a pesar de que el laboratorio lo había confirmado y les había informado.

Recuerdo especialmente la disparidad de opiniones a propósito de si convenía recomendar cambiar de producto (clase química) antes de detectar problemas de resistencia (rotación preventiva), o si era mejor esperar a que el producto (la clase química) ya no diera ningún resultado antes de cambiar. Tampoco había resultados publicados sobre si esta rotación preventiva de productos contribuiría a retrasar el desarrollo de resistencia (algo no sencillo de de estudiar y publicar...). Así que no se decidió nada...

Ocurrió en los años sucesivos que, ante el fracaso de campo de los piretroides por causa de resistencia - favorecido en buena parte por la disponibilidad masiva y el uso indiscriminado de formulaciones genéricas e incluso agrícolas de cipermetrina - se empezó a recurrir cada vez más al amitraz, pues nadie quería regresar a los organofosforados: por su toxicidad, y porque en no pocos lugares también había problemas de resistencia a los organofosforados, aunque mucho menores que a los piretroides.

Interesantemente, al inicio de los años 90, apenas había en el mercado más productos con amitraz que los originales (TAKTIC, TRIATIX), entonces de HOECHST (luego INTERVET). La comercialización de genéricos de amitraz era mínima. Y ninguna otra multinacional tenía formulaciones de amitraz en su gama. Hoy en día, prácticamente todos los laboratorios, multinacionales o nacionales, tienen formulaciones de amitraz genérico. Y en este sitio pueden encontrarse cerca de 50 marcas más de amitraz genérico para el ganado comercializadas por laboratorios internacionales o locales de América Latina. Y la resistencia de las garrapatas Boophilus al amitraz se extiende y extiende...

¿Qué va a pasar con la ivermectina, el fipronil y el fluazurón contra las garraparas Boophilus? Pues ya se han publicados no pocos reportes de resistencia de garrapatas Boophilus al fipronil, a la ivermectina y al fluazurón. ¿Y qué va a pasar con la ivermectina y el fipronil contra las moscas de los cuernos (Haematobia irritans)?

No lo sé. Pero se dice que los humanos somos los únicos animales que tropezamos dos veces (y probablemente algunas más...) en el mismo obstáculo.


Enlaces a otros artículos sobre la resistencia en este sitio: