Objetivamente, el envase de un parasiticida no es un factor determinante de su eficacia, pero sí un buen indicador de la calidad con las que ha sido fabricado: el envase no hace el producto, pero es razonable desconfiar de la calidad de un producto malamente envasado.

Lo mismo puede decirse de la etiqueta. Si el producto es malo, una buena etiqueta no mejorará su eficacia. Pero también puede ocurrir que un producto en sí eficaz y seguro, por unas instrucciones de uso deficientes (incompletas, ambiguas, difíciles de comprender o aplicar, etc.) acabe resultando poco eficaz e incluso peligroso.


Envase de los antiparasitarios veterinarios

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El envase incide sustancialmente en la estabilidad de un producto antiparasitario, y por ello en su fecha de caducidad y en su seguridad. Hay materiales de envase en los que un garrapaticida, mosquicida, antihelmíntico, etc. se deteriora más rápidamente, por que son más sensibles a temperaturas extremas, por que no son del todo herméticos frente a la humedad o al aire, etc.

En efecto, hay sustancias activas –sobre todo entre los organofosforados– que en presencia de cantidades mínimas de humedad o de oxígeno se descomponen en el envase y dan lugar a productos mucho más tóxicos. Los materiales más adecuados para evitar estos fenómenos sonel vidrio y el aluminio, siempre que la tapa sea hermética. El problema del vidrio es su fragilidad durante el transporte. Los envases plásticos necesitan a veces ser sometidos a un proceso de fluorización que les haga impermeables al aire y la humedad.

Las deformaciones del envase (p.ej cuando el envase se contrae, el denominado «panelling») pueden ser indicadores de que el producto se haya deteriorado en parte. Conviene ser cauteloso si se trata de un organofosforado.

El envase puede afectar sustancialmente la atractividad de un antiparasitario para el posible comprador. El autor de este artículo vivió un caso en el que, para reducir costes, se retiró del envase un pequeño dosificador adjunto que facilitarba la dilución correcta para la aplicación en aspersión por mochila. Las ventas del producto así "mutilado" disminuyeron a la mitad, sin que nada de la calidad intrínseca del producto hubiera cambiado.


Etiqueta

Además de informaciones legales que exige cada país (registro, nombre y dirección del fabricante, etc.), la etiqueta debe presentar las informaciones técnicas necesarias para que el producto sea utilizado de modo correcto y seguro.

De ordinario debe incluir:

  • indicaciones (para qué hospedadores y contra qué parásitos está indicado el producto)
  • instrucciones de uso (dosificación, modo de administrarlo, etc.)
  • precauciones y medidas de seguridad (para quién lo aplica, para el ganado, para el medio ambiente, etc.).

La redacción de la etiqueta y su diseño gráfico pueden facilitar su comprensión y con ella el buen uso del producto, o al revés. En una etiqueta bien diseñada el usuario encuentra fácilmente la información que necesita, y esta información es precisa y clara, sin ambigüedades ni posibles equívocos, de modo que el usuario entienda con razonable certeza lo que debe hacer y lo que debe evitar.


Falsificaciones

Lamentablemente, también entre los antiparasitarios aparecen una y otra vez falsificaciones de los productos más exitosos, no solo copias de mayor o menor calidad, sino a veces envases que no contienen niguna sustancia activa eficaz contra los parásitos.

Un modo de reconocer su origen fraudulento suele ser la observación detallada del envase y de la etiqueta, sobre todo del envase. Forma, color, consistencia, etc. Los laboratorios serios incorporan a veces al envase o a la etiqueta elementos gráficos o técnicos difíciles de copiar, pero aumentan el costo del producto y no siempre son suficientes para evitar la falsificación.