Las garrapatas, después de las pulgas, son los parásitos externos que más afectan a los perros en todo el mundo; afectan menos a los gatos. Las garrapatas son arácnidos (como los ácaros de la sarna), no insectos. Todas las garrapatas chupan sangre del hospedador.

En qué países hay garrapatas de perros y gatos (distribución e incidencia)

Hembra adulta repleta de Ixodes ricinus. Fotografía de Jarmo Holopainen

Hay garrapatas que afectan a perros y gatos en todo el mundo, si bien las especies y su abundancia varían mucho según la región. En climas templados y fríos (p.ej. España, sur de Argentina y Chile, etc.) hay unas especies de garrapatas concretas y los problemas de garrapatas se reducen fundamentalmente a los meses de verano. En climas subtropicales y tropicales hay otras especies de garrapatas y puede haber infestaciones de garrapatas durante todo el año, con mayor o menor intensidad.

Por otro lado, en regiones frías las garrapatas se dan sobre todo en y alrededor de los bosques o de la maleza. Mientras que en regiones de clima tropical y subtropical las garrapatas se dan en cualquier lugar, y son especialmente abundantes en zonas ganaderas.

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Qué tipos y especies de garrapatas afectan a los perros y gatos (especies de garrapatas)

Con pocas excepciones, la mayoría de las garrapatas que afectan a perros y gatos son las mismas que las que atacan al ganado, a otros animales salvajes (mamíferos, aves, etc.) y a los seres humanos. Se trata sobre todo de especies de garrapatas duras de los géneros:

  • Amblyomma (enlace) en América y África
  • Dermacentor (enlace) en todo el mundo
  • Haemaphysalis (enlace) en Europa y Asia
  • Hyalomma (enlace) en Europa y Asia
  • Ixodes (enlace) en todo el mundo
  • Rhipicehpahlus (enlace) en todo el mundo.

Entre las garrapatas blandas, Otobius megnini (enlace) que se suele instalar típicamente en las orejas, puede ser un problema local en perros y gatos en América latina.


Dónde viven las garrapatas de los perros y gatos (hábitat)

La inmensa mayoría de las garrapatas viven en la naturaleza, no en el interior de edificios; y abundan allí donde viven sus hospedadores preferidos. En general se las encuentra sobre todo en y alrededor de zonas de bosques (pero en el sotobosque, es decir, cerca del suelo), matorral, pradera, pastizal, etc. También pueden abundar en parques y jardines cerca de las ciudades, en zonas periurbanas. Apenas se las encuentra en tierras agrícolas cultivadas, pero sí en la vegetación (arbustos, maleza, etc.) a su alrededor.

Con muy pocas excepciones, las garrapatas no son capaces de sobrevivir reproduciéndose en las ciudades o dentro de las casas adonde pueden llegar prendidas a una mascota. Pero atención. Una garrapata repleta que se desprende de un perro o un gato, puede poner huevos en algún rincón de la casa, o del jardín. De los huevos saldrán larvas, y éstas pueden subirse y prenderse (picar) a animales o personas. Eso sí, las larvas son de ordinario muy pequeñas (1 milímetro) y pueden pasar desapercibidas. Además es improbabilísimo que logren completar su desarrollo a garrapatas adultas en un entorno doméstico.

La especie Rhipicephalus sanguineus, que tiene a los perros como hospedador preferido, es una excepción. Puede completar todo el ciclo biológico sobre el hospedador, y también puede instalarse al interior de edificios, especialmente donde viven numerosos perros (perreras, pensiones, criaderos). Esta garrapata original de África se da hoy en día en todo el mundo.


Cómo viven las garrapatas de los perros y los gatos (ciclo vital o biológico)

Larvas de garrapata subidas a una hierba, esperando a que pase un hospedador

Todas las especies de garrapatas pasan por tres estadios de desarrollo sucesivos (además del huevo): larva, ninfa y adulto (machos y hembras): todos los estadios chupan sangre, es más, sólo se alimentan de sangre.

Las larvas salen de los huevos y son los estadios más diminutos (apenas 1 mm de longitud): de ordinario apenas se ven a simple vista. Tras chupar sangre, las larvas mudan a ninfas que son algo mayores. Éstas vuelven a chupar sangre y después mudan a adultos. También los adultos chupan sangre, pero son sobre todo las hembras adultas las que más sangre chupan (hasta más de 1 ml), pues la necesitan para producir seguidamente los huevos. Las hembras adultas repletas de sangre pueden alcanzar hasta 2 cm de tamaño; según la especies alcanzan el tamaño de un frijol (o alubia o judía) o incluso de una aceituna grande. El ciclo completo de vida es decir, de huevo a huevo, puede durar de varios meses a varios años, según la especie y el clima.

Según las especies, las larvas, las ninfas y los adultos se encaraman a hierbas, arbustos o ramas y esperan a que pase un hospedador adecuado para agarrarse a él. La «comida» de sangre puede durar varios días o semanas. Una vez repletas de sangre, las garrapatas hembras adultas caen al suelo donde ponen varios miles de huevos y mueren. Muchas garrapatas pueden pasar meses e incluso años sin comer, esperando a encontrar un hospedador.

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Cómo y dónde se infectan los perros y los gatos con garrapatas

Los perros y gatos atrapan garrapatas fundamentalmente fuera de las casas, directamente del suelo o de la vegetación. Es rarísimo que se transmitan de un animal a otro. Si los perros y gatos tienen fácil acceso a zonas infestadas, como suele ser el caso en las zonas rurales, será muy fácil y frecuente que atrapen garrapatas. Si viven en ciudades, lo típico es que atrapen garrapatas sólo durante paseos, excursiones, salidas al campo, etc. La excepción son las perreras, criaderos o pensiones para perros, donde las garrapatas R. sanguineus pueden completar el ciclo completo y por tanto infestar también a perros que no salen al exterior.

Es bien conocido que los gatos atrapan muchas menos garrapatas que los perros. Por un lado puede deberse a que los gatos dedican más tiempo que los perros a su propia higiene corporal y tal vez descubran y eliminen las garrapatas que han atrapado antes de que éstas se prendan para chupar la sangre. Pero también es cierto que los gatos suelen visitar menos las zonas infestadas de garrapatas, y no es lo más frecuente llevarse al gato de excursión o de paseo por el campo, pero sí al perro.


Qué daños y enfermedades causan las garrapatas a los perros y gatos

Dermacentor reticulatus, hembra. Fotografía tomada de www.maulkorbzwang.de

Las garrapatas sólo producen daño si pican y se prenden al hospedador. Eso sí, toda garrapata que se sube a un hospedador -perro, gato o lo que sea- tiene la intención de picarle y chupar sangre, pero suele tardar un tiempo, hasta varias horas, en encontrar un sitio "apetecible", prenderse y empezar a chupar sangre. Es importante saberlo, pues hay productos que logran matar a la mayoría de las garrapatas antes de que se prendan (es decir tienen efecto preventivo), y otros apenas evitan que la garrapata se prenda al hospedador.

La picadura de las garrapatas puede ser algo dolorosa para la mascota, sobre todo si es de una garrapata adulta grande. Pero la mayoría de las garrapatas, al picar, introducen con la saliva sustancias anestésicas para que el hospedador no sienta dolor, no note la picadura y poder ellas así chupar sangre sin que se dé cuenta la víctima.

En zonas tropicales y subtropicales donde abundan las gusaneras (miasis), las picaduras de garrapata pueden también atraer moscas que ponen sus huevos en las heridas. Algunas garrapatas (p.ej. de los géneros Ixodes y Dermacentor) inyectan toxinas con la picadura que pueden causar parálisis.

La pérdida de sangre que pueden causar unas pocas garrapatas no causa daño a las mascotas. Es la situación habitual en regiones de clima templado o frío con poblaciones relativamente pequeñas de garrapatas y una temporada corta. Pero en regiones tropicales o subtropicales, en zonas ganaderas, una mascota puede atrapar de golpe varios centenares de garrapatas. Entonces la pérdida de sangre sí que puede suponer un daño considerable.

El peligro mayor que amenaza a las mascotas por parte de las garrapatas es que muchas especies pueden transmitir microorganismos causantes de numerosas enfermedades: anaplasmosis, babesiosis, borreliosis (= enfermedad de Lyme), ehrlichiosis, hepatozoonosis, meningoencefalitis, etc. Es decir, las garrapatas son vectores (=transmisores) de numerosas enfermedades. Estas enfermedades se dan sobre todo en perros, entre otras razones porque los gatos suelen atrapar muchas menos garrapatas que los perros.

Los síntomas clínicos de estas enfermedades no son siempre muy específicos, y no es fácil diagnosticarlas en su fase inicial. No es raro que se detecten cuando ya no hay solución. A continuación se resumen los síntomas más importantes de estas enfermedades.

  • Anaplasmosis, causada por riquetsias del género Anaplasma. Fiebre alta, que a menudo es el único síntoma perceptible. Pueden darse también inapetencia, pérdida de peso, diarrea, vómitos, inflamaciones de las articulaciones con parálisis, síntomas neurológicos. Esta enfermedad puede afectar ocasionalmente a los seres humanos.
  • Babesiosis, causada por microorganismos unicelulares hemoparásitos del género Babesia. Fiebre alta, a menudo coloración parda de la orina. En la fase aguda la babesiosis puede causar fácilmente la muerte del animal. Si se supera la fase aguda, pueden seguir debilidad general, inapetencia, pérdida de peso e ictericia. Esta intoxicación es rara en seres humanos.
  • Borreliosis, causada por bacterias del género Borrelia. Fiebre, inapetencia, indiferencia. Más adelante se desarrollan inflamaciones articulares y parálisis, a menudo de forma intermitente. En fases finales puede haber daños hepáticos y cardíacos. Esta enfermedad también puede afectar a los seres humanos.
  • Ehrlichiosis, causada por riquetsias del género Ehrlichia. Puede tardar años en manifestarse. Inicialmente se desarrollan cansancio e inapetencia. Es típico que aparezcan hemorragias nasales y hemorragias puntuales en las mucosas y en la piel. También puede haber fiebre, ganglios inflamados y sangre en orina, heces, expectoraciones y articulaciones inflamadas. Sin no se trata, fácilmente se hace crónica y la muerte del animal no es rara. Esta enfermedad también puede afectar ocasionalmente a los seres humanos.
  • Meningoencefalitis, causada por un virus. Es raro que los perros manifiesten síntomas clínicos de esta infección: sólo se han descrito para perros de razas grandes, que no pocas veces tienen desarrollo fatal. Se constata primero fiebre seguida de trastornos neurológicos (ataques epilépticos, dolores, hiperexcitación, disfunciones motoras, etc.). Esta enfermedad también puede afectar gravemente a los seres humanos.
  • Parálisis, causada por toxinas de algunas garrapatas. Los síntomas comienzan a los pocos días tras la picadura. Flojera general que evoluciona a parálisis de los miembros traseros. Tras 2 o 3 días parálisis completa de las patas. Si se sigue una parálisis de la musculatura respiratoria que se manifiesta por dificultades respiratorias, la muerte puede ocurrir en pocos días. Esta intoxicación es rara en humanos pero no se puede excluir, sobre todo en niños.
  • Hepatozoonosis, causada por Hepatozoon canis, un microorganismo unicelular. La mayoría de las infecciones no producen síntomas y se curan solas. Si se desarrolla la enfermedad, los síntomas dependen de qué órgano se vea afectado. Puede haber fiebre, anemia, pérdida de peso, inflamación de los ganglios linfáticos, exudación nasal y ocular, diarrea sanguínea, debilidad muscular. En casos de infecciones masivas el animal muere por daños irreparables al órgano afectado. Esta enfermedad no se da en seres humanos.

Hembra adulta de Rhipicephalus sanguineus, la garrapata más frecuente en perros. Imagen tomada de Wikipedia commons

Una sola garrapata puede ser suficiente para transmitir una de estas enfermedades. Pero es importante saber que, para que la garrapata transmita esta enfermedad a la mascota, debe pasar un cierto tiempo chupando sangre, al menos varias horas. Por ello, cuanto antes se le quiten las garrapatas al animal, tanto menor es el riesgo de que atrape la enfermedad. Tras un paseo por el campo es pues muy aconsejable inspeccionar a la mascota para ver si ha atrapado garrapatas: conviene hacerlo al poco de regresar, y p.ej. unas 12 horas después. La diferencia es que inmediatamente al regresar del paseo las garrapatas apenas habrán chupado sangre y es más difícil encontrarlas, pues son aún pequeñas. Unas horas después se habrán hinchado algo de sangre y es más fácil encontrarlas.

El riesgo de que una picadura de garrapata transmita una enfermedad a la mascota depende mucho de cada región y de la época del año. Conviene pues consultar al respecto las recomendaciones regionales de las autoridades sanitarias o veterinarias. Ocurre que no todas las garrapatas de una población regional están infectadas con los microorganismos patógenos que pueden transmitir a los perros y los gatos, sino sólo un cierto porcentaje que varía de un lugar a otro: el 5%, el 10%, etc. Y en las garrapatas infectadas, los microorganismos pueden ser de especies diferentes, o de cepas de un mismo microorganismo más o menos virulentas o infectivas.

Para el propietario de las mascotas, lo importante es estar alerta. Si la mascota atrapó alguna garrapata, hay que observar al perro o al gato atentamente los días y semanas siguientes. Si se nota algo anormal hay que acudir al médico veterinario e informarle de la picadura. Si es posible conviene conservar la garrapata (p.ej. en alcohol) y llevársela al médico veterinario, pues conviene identificar la especie para estimar mejor qué enfermedad ha podido transmitir a la mascota: no todas las especies de garrapatas transmiten todas las enfermedades.

Hay que saber, que muy probablemente, en la mascota sólo se "descubrirán" garrapatas si lo que atrapó fueron garrapatas adultas. Éstas pueden tener un tamaño de 2 a 10 mm (según las especies) antes de llenarse de sangre, y de 5 a 20 mm una vez repletas de sangre, es decir, un tamaño entre el de un grano de arroz y el de un frijol (alubia, judía) o incluso el de una aceituna. Si la mascota atrapó larvas, el propietario no verá nada, pues una larva repleta de sangre apenas supera los 1-2 mm (la cabeza de un alfiler). Una ninfa repleta puede alcanzar una talla de 2 a 5 mm, según las especies. Lamentablemente, tanto las larvas, como las ninfas, como las garrapatas adultas pueden transmitir enfermedades.

Contra la mayoría de estas enfermedades no hay vacunas para proteger a las mascotas, y la mejor prevención es evitar que la mascota atrape garrapatas.


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