Los antiparasitarios externos, también denominados ectoparasiticidas (de ectoparásito = parásito externo), son productos para combatir los parásitos externos de los animales o de los seres humanos tales como pulgas, ácaros de la sarna, garrapatas, piojos, etc. A los productos para combatir los parásitos externos de las plantas o a los insectos domésticos no parásitos (p.ej. cucarachas, hormigas, etc.) se les suele denominar más bien plaguicidas o pesticidas.

Los antiparasitarios contienen una o más sustancias activas -casi siempre sintéticas, algunas naturales- con efecto contra tales parásitos.

Durante el siglo XX se han descubierto docenas de sustancias activas con efecto antiparasitario externo usadas contra los ectoparásitos del ganado, perros y gatos.

Muchos de ellos son de espectro de acción amplio, es decir, son eficaces contra muchos parásitos externos al mismo tiempo (p.ej. moscas, piojos, ácaros, garrapatas, etc.) y, además de usarse en el ganado bovino, ovino, porcino y aviar, se emplean también sobre perros y gatos y otros animales domésticos, o como plaguicidas en la agricultura.

Otras son de espectro de acción estrecho, es decir, sólo actúan sobre unas pocas especies. Algunas son también efcaces contra ciertos helmintos endoparásitos.


Propiedades principales de un ectoparasiticida

Además de su eficacia contra un determinado parásito y de su toxicidad para el hombre, el ganado y el medio ambiente, hay una serie de propiedades generales de los ectoparasiticidas que son especialmente importantes porque determinan en gran parte su comportamiento en la práctica, tanto frente al parásito mismo como frente al ganado, a los seres humanos y al medio ambiente.

El mecanismo de acción.Se refiere a dónde y cómo actúa el compuesto a nivel fisiológico o molecular dentro del parásito. Es importante, p.ej., porque si actúa sobre un mecanismo que sólo existe en los parásitos, será probablemente poco tóxico para el hombre, los mamíferos y otra fauna salvaje. Si actúa en cambio sobre un mecanismo molecular que no es específico de los insectos o ácaros, es decir, que también ocurre en los organismos superiores (mamíferos, aves, etc.), es muy probable que sea también tóxico para estos organismos.

También es importante, porque es muy probable que compuestos con el mismo mecanismo de acción muestren resistencia cruzada entre sí, aunque tengan una estructura química completamente diferente: si una población de parásitos se hace resistente a un compuesto, será probablemente resistente a otros compuestos con el mismo mecanismo de acción. Esto ocurre de ordinario entre compuestos de la misma clase química (organofosforados, piretroides, endectocidas, etc.) y se denomina resistencia cruzada.

El modo de acción. Se refiere a cómo el compuesto "penetra" en el parásito para ser eficaz. Hay tres modos de acción principales:

•  Tarsal: si basta que el producto entre en contacto con la cutícula del parásito, se dice que tiene efecto tarsal y que actúa por contacto.

•  Oral: si el compuesto debe ser ingerido por el parásito, se habla de efecto oral y se dice que actúa por ingestión.

•  Sistémico: si el compuesto alcanza al parásito a través de la sangre o de los tejidos corporales del hospedador al que se le ha administrado previamente la sustancia activa (por inyección, vía oral o sobre la piel).

El espectro de acción. Se refiere al número de especies de parásitos sobre las que el compuesto tiene una eficacia efectiva a la concentración habitual de uso. Se habla de espectro amplio o grande cuando actúa sobre muchas especies, o de espectro estrecho o restringido cuando actúa sobre pocas especies. Desde el punto de vista del medio ambiente y de la seguridad para el ganado y los seres humanos, son preferibles compuestos de espectro reducido. Desde el punto de vista comercial y práctico son preferibles los de amplio espectro, pues con un sólo producto se pueden controlar muchas plagas.

El poder o efecto residual. Se refiere de ordinario al tiempo que un compuesto permanece eficaz contra el parásito cuando se aplica sobre una superficie o se administra a un animal. También se suela hablar de persistencia. Algunas sustancias son muy estables y tienen un gran poder residual y otras son muy volátiles o se descomponen rápidamente por efecto del sol, de la intemperie, etc. o se metabolizan en el organismo del animal tratado.


Clasificaciones de los ectoparasiticidas (en general de los insecticidas)

Es común clasificar a los ectoparasiticidas en diversas categorías, según criterios diversos. Los más usuales son:

Según el estadio de desarrollo del parásito afectado por la sustancia activa se habla de

  • Adulticida, si tiene efecto sobre los adultos
  • Larvicida, si tiene efecto sobre las larvas
  • Ovicida, si tiene efecto sobre los huevos

Según el tipo de parásitos contra el que son eficaces se habla de sustancias activas o productos

  • Insecticidas, si tienen efecto contra los insectos.
  • Acaricidas, si tienen efecto contra los ácaros en general.
  • Garrapaticidas o ixodicidas, si tienen efecto contra las garrapatas o ixódidos.
  • Mosquicidas, si tienen efecto contra las moscas
  • Piojicidas, si tienen efecto contra los piojos
  • Sarnicidas, si tienen efecto contra la sarna
  • Pulguicidas, si tienen efecto contra las pulgas
  • Etc.

Un producto determinado puede ser a la vez insecticida y acaricida, adulticida y larvicida, y tener efecto tarsal y sistémico; otro puede ser sólo insecticida o larvicida, y tener sólo efecto tarsal, etc.

Una clasificación pragmática muy extendida clasifica a los ectoparasiticidas en cuatro grandes categorías:

Insecticidas clásicos: se trata sobre todo de insecticidas y/o acaricidas orgánicos sintéticos que matan a los ectoparásitos mayormente por contacto y se usan en baños de inmersión o aspersión, para fumigaciones, como pour-ons, cebos, etc. A este grupo pertenecen la mayoría de las sustancias activas ectoparasiticidas utilizadas hoy en día en la ganadería: organofosforados, amidinas, piretroides, etc.

Endectocidas: además de controlar a numerosos ectoparásitos son muy eficaces contra muchos endoparásitos, sobre todo helmintos, es por ello que se les denomina endectocidas. Actúan mayormente de modo sistémico pero también lo pueden hacer por contacto o ingestión. La mayoría son derivados sintéticos de productos naturales extraídos de cultivos bacterianos.

Inhibidores del desarrollo: no matan directamente a ningún estadio, pero bloquean el desarrollo de los estadios inmaduros: las larvas mueren antes de alcanzar el estadio adulto, lo que interrumpe el ciclo de vida. Actúan mayormente por contacto o ingestión. La mayoría son productos orgánicos sintéticos.

Productos naturales: son extractos de plantas que se emplean directamente sin una ulterior modificación química; o bien productos minerales, es decir no orgánicos, sino inorgánicos.


Clases químicas

Desde el punto de vista meramente químico, la aplastante mayoría de las sustancias activas ectoparasiticidas descubiertas hasta la fecha son moléculas orgánicas sintéticas o semisintéticas y se pueden agrupar en familias o clases químicas determinadas, cuyos representantes poseen grupos funcionales similares. Unas pocas son moléculas orgánica naturales, es decir se extraen de una planta o de microorganismos. Y otras pocas son de origen mineral o inorgánico, casi siempre sales.

Las sustancias activas de una misma clase química tienen de ordinario el mismo mecanismo de acción sobre el parásito a nivel fisiológico o molecular.

Los ectoparasiticidas orgánicos sintéticos pertenecen a varias clases químicas distintas. Las principales clases químicas son las siguientes, independientemente de su presencia actual en el mercado, y ordenadas según el orden cronológico aproximado en que fueron descubiertas:

  • Organoclorados (enlace): insecticidas clásicos, la mayoría de contacto u oral, hoy en día retirados o prohibidos en la mayoría de los países
  • Organofosforados (enlace): insecticidas clásicos, la mayoría de contacto, unos pocos orales o sistémicos
  • Carbamatos (enlace): insecticidas clásicos, la mayoría de contacto u orales
  • Amidinas (enlace): insecticidas clásicos, la mayoría de contacto
  • Piretroides (enlace): insecticidas clásicos, la mayoría de contacto, algunos también orales
  • Benzoilureas (enlace): inhibidores del desarrollo, la mayoría de contacto u orales
  • Análogos de la hormona juvenil (enlace): inhibidores del desarrollo, la mayoría de contacto
  • Lactonas macrocíclicas (enlace): endectocidas, sistémicos y de contacto
  • Neonicotinoides (enlace): insecticidas clásicos, de contacto u orales, algunos sistémicos
  • Fenilpirazoles (enlace): insecticidas clásicos, de contacto u orales
  • Isoxazolinas (enlace): insecticidas y acaricidas sistémicos

Algunas sustancias activas orgánicas sintéticas no cuadran en ninguna de estas categorías, p.ej. la ciromazina, el diciclanil  y otros.


Origen y uso agrícola de muchos ectoparasiticidas

Es útil saber que la gran mayoría de los compuestos ectoparasiticidas empleados en la salud animal, tanto en el ganado como en perros y gatos, se emplean o han empleado también en la agricultura para combatir a los parásitos de las plantas, o en la higiene ambiental para combatir plagas domésticas (cucarachas, termitas, etc.) o públicas (p.ej. mosquitos).

Es más, en su gran mayoría, estos compuestos se descubrieron y aplicaron primero en la agricultura y después en la ganadería y en la higiene pública. Y con poquísimas excepciones, el mayor mercado para las empresas químicas es y sigue siendo el mercado agrícola y no el ganadero o el de las mascotas.

Consecuencia de esto es que a los ectoparasiticidas se les incluya de ordinario entre los pesticidas o plaguicidas, con las connotaciones negativas que esto lleva hoy en día consigo. Para algunas sustancias activas o clases químicas, esto no sería del todo erróneo, pues formulaciones similares a las empleadas en la ganadería se usan también en la agricultura y en la higiene pública (p.ej. la mayoría de los insecticidas clásicos organoclorados, organofosforados, carbamatos y piretroides).