Hay varios mecanismos genéticos, metabólicos, fisiológicos y de comportamiento que permiten a los parásitos resistentes sobrevivir al contacto con un antiparasitario. Los principales son:

  • detoxificación reforzada
  • evacuación o eliminación reforzada
  • insensibilidad del sitio diana
  • penetración reducida
  • cambio de comportamiento


Hembra repleta (teleogina) de Boophilus microplus (Rhipicephalus microplus)

La detoxificación reforzada o resistencia metabólica

Este mecanismo aumenta la capacidad natural de un parásito de eliminar el parasiticida de su propio cuerpo o descomponerlo (por oxidación, hidrólisis, etc.). Gracias a él, el parásito elimina más rápidamente el compuesto tóxico de su organismo, antes de que éste pueda dañarle. La detoxificación la llevan a cabo algunas enzimas específicas (p.ej. el citocromo P450) que, en los individuos resistentes, pueden ser supereficaces o estar sobrerepresentadas: en su genoma, en vez de haber unas pocas copias del gen de la enzima hay muchas más.

Además, estas enzimas pueden tener un amplio espectro, es decir, que no sólo descomponen un compuesto, sino varios similares (p.ej. los organofosforados, o los piretroides, etc.). El caso más antiguo descrito de resistencia metabólica es el de las moscas domésticas al DDT.


Evacuación reforzada

Esto se ha comprobado que ocurre en algunos gusanos nematodos resistentes a los benzimidazoles y a los endectocidas (ivermectina, etc.). En algunas cepas de Haemonchus resistentes se ha visto que la glicoproteína P es mucho más abundante que en los gusanos no resistentes. Esta proteína es responsable del transporte a través de las membranas de muchas moléculas naturales, pero también de las moléculas de numerosos antihelmínticos. Como consecuencia, los antihelmínticos se ven “expulsados” de las células del gusano resistente con gran eficacia y no le causan ningún daño.


Insensibilidad o transformación del sitio diana

Bolsa copulatriz con espículas de Haemonchus contortus, uno de los helmintos con mayores problemas de resistencia

En este caso, lo que ocurre es que, en el organismo del parásito resistente, el receptor o lugar molecular al que se adhiere de ordinario el parasiticida para causar su efecto (que a menudo consiste en bloquear un mecanismo molecular vital) está modificado y ya no es reconocido por el parasiticida, que pierde así su toxicidad. Es como si el parasiticida fuera una llave, y la cerradura fuera el receptor o lugar molecular en las células del parásito. Si esta cerradura cambia, aunque sea muy poco, la llave ya no logrará encajar correctamente en el receptor. Este mecanismo parece ser especialmente frecuente en las garrapatas resistentes. 

En nemátodos se ha demostrado que la resistencia a los benzimidazoles puede alcanzarse también por este mecanismo. En efecto, el sitio diana de los benzimidazoles es la tubulina, constituyente principal de los microtúbulos, organelos de las células esenciales para numerosas funciones vitales. Y se ha visto que basta la modificación de un solo aminoácido de la tubulina para cambiar su estructura de tal modo que, sin perder la funcionalidad de la tubulina en la célula, se reduzca drásticamente la afinidad de los benzimidazoles por la tubulina así modificada.

Algo similar se ha confirmado también para la resistencia de los nematodos a la ivermectina donde mutaciones de las unidades estructurales del canal de iones de cloro, el sitio diana de los endectocidas, reducen la susceptibilidad de los nematodos a la ivermectina: es decir, la ivermectina ya no bloquea dicho canal o lo hace en mucha menor medida.


Penetración reducida

En este caso, la cutícula exterior de los parásitos resistentes se ha transformado de tal forma, que los ectoparasiticidas de contacto –que son la mayoría– no penetran al interior del cuerpo del parásito, con lo que pierden su toxicidad. Este tipo de resistencia, que se da p.ej en las moscas domésticas, suele ir acompañado de otros mecanismos cuya eficacia multiplica para proteger al parásito del parasiticida.


Cambio del comportamiento

En este caso, los individuos resistentes muestran un comportamiento diferente que les permite evitar el contacto con el parasiticida. Se han reportado casos de poblaciones de moscas de los cuernos (Haematobia irritans) que logran evitar el insecticida posándose simplemente en el vientre en vez de en el lomo de las reses: en el vientre la concentración del insecticida es inferior. Se conocen también casos de poblaciones de moscas domésticas (Musca doméstica) que resultaron resistentes a cebos de organofosforados mezclados con azúcar, y se sospecha que fue simplemente porque el azúcar no les atraía, lo que hacía que ignoraran ampliamente el cebo envenenado.

Poblaciones de parásitos multiresistentes pueden poseer varios mecanismos al mismo tiempo. En efecto, si una población desarrolla resistencia a algunos compuestos mediante un mecanismo y la selección persiste durante muchas generaciones, al final, casi todos los individuos de dicha población poseerán ese mecanismo. Si entonces se cambia a un producto con otro mecanismo de acción, se empieza a seleccionar contra ese otro mecanismo. Y con el tiempo acaban surgiendo individuos con ambos mecanismos, que se han hecho multiresistentes.


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