Está generalmente admitido que el control exitoso de los gusanos parásitos del ganado en zonas endémicas, es decir donde las condiciones ambientales son favorables a su desarrollo, sólo puede lograrse mediante la aplicación de medidas adecuadas de manejo del ganado y de los pastos que prevengan o al menos limiten la contaminación de los pastos y del ganado, junto con el uso estratégico de productos antihelmínticos.
Se han invertido y siguen invirtiendo enormes recursos en la investigación de métodos de control biológico de los helmintos (vacunas, hongos y bacterias patógenas, plantas, etc.). Sin embargo, con pocas excepciones (p.ej. la vacuna contra Dictyocaulus, un gusano pulmonar), estas investigaciones no han producido soluciones prácticas asequibles a los ganaderos en la mayor parte del mundo.
Importancia y dificultad del diagnóstico correcto
Una característica de los gusanos endoparásitos del ganado es que, al contrario de los ectoparásitos (moscas, garrapatas, etc.), no se ven a simple vista por vivir en el interior del ganado, y el diagnóstico preciso requiere de ordinario tomar pruebas (fecales, sanguíneas, etc) y estudiarlas al microscopio para detectar huevos típicos, estadios larvarios, etc. Algunas especies son sólo diagnosticables tras el sacrificio y la disección de los órganos. En resumen, el diagnóstico preciso es trabajoso y exije de ordinario poder enviar muestras a laboratorios especializados.
No obstante, muchos veterinarios o zootécnicos experimentados pueden diagnosticar algunas especies por sus síntomas característicos. En cualquier caso, el diagnóstico correcto es esencial tanto para definir las medidas preventivas en función del ciclo vital de los gusanos que causan los problemas, como para seleccionar los productos antihelmínticos (o vermífugos, o endoparasiticidas) capaces de prevenir las infecciones (uso profiláctico o preventivo) o de curar brotes repentinos (uso terapéutico o curativo).
En regiones con menor infraestructura zoosanitaria puede bastar saber que en la región abundan tales o cuales gusanos endoparásitos para decidir estrategias preventivas.
Prácticas preventivas de manejo
Los gusanos gastrointestinales que parasitan el ganado se dan en todo el mundo y normalmente no es posible erradicarlos de una zona o propiedad particular.
Una de las razones es que los rumiantes salvajes y otros mamíferos silvestres son huéspedes naturales de muchas de esas especies y constituyen un reservorio al que no llegan los productos antihelmínticos y que contribuye a reinfestar los pastos regularmente.
Otra razón es que el ganado comprado fuera de la propiedad e incorporado e ella puede introducir especies de parásitos en zonas en las que había sido más o menos eliminado. Los movimientos de ganado (p.ej. de los pastos de primavera a los de verano) también contribuyen a diseminar las infecciones de un lugar a otro.
No siendo pues alcanzable la erradicación, los esfuerzos deben concentrarse en reducir la carga parasitaria de una propiedad por debajo del umbral de daño económico, o a proteger los animales que están expuestos a mayor riesgo de daños (p.ej. el ganado joven).
El manejo adecuado de los pastos y del ganado puede y debe contribuir a impedir niveles altos de infección y es imperativo para reducir el riesgo de brotes agudos repentinos que son especialmente dañinos, sobre todo para el ganado joven. También permite reducir la cantidad necesaria de antihelmínticos necesarios y los costos que ello implica.
Las medidas a tomar dependen mucho del tipo de ganado (bovino, ovino, mixto, etc.) y de ganadería (extensiva, intensiva, engorde, cría, lechera, etc.), de las condiciones ecológicas y climáticas, de la temporada del año, de las posibilidades reales del manejo de pastos, etc. Por ello, cada propiedad debe desarrollar su propia estrategia para disminuir la carga parasitaria.
En este artículo se describen algunas medidas para lograrlo. Se pueden agrupar en tres categorías:
- Buena salud del ganado: mantener el ganado en buen estado general de salud
- Pastos limpios de gusanos: reducir la contaminación de los pastos
- Reducir el riesgo de infección: disminuir el riesgo de contacto del ganado con estadios infectivos
Buena salud del ganado
Para algunas regiones y tipos de ganadería existen recomendaciones específicas emitidas por los organismos zoosanitarios oficiales. Consulte a un médico o técnico veterinario experimentado para determinar cuáles son las más favorables para su ganado o propiedad.
El ganado sano sufre menos de las infecciones con gusanos y está en mejores condiciones de desarrollar su propia inmunidad a los endoparásitos. Por ello debe cuidarse especialmente que reciba un alimento bien equilibrado (que incluya vitaminas, sales minerales, etc.), especialmente durante la temporada seca en los países tropicales o subtropicales, o durante el invierno en las regiones frías.
No obstante, la inmunidad adquirida por animales adultos puede debilitarse por otros factores que la alimentación incompleta, p.ej. tras el uso de algunos medicamentos (p.ej. esteroides que pueden tener un efecto inmunosupresor), o durante el embarazo y la lactación de las madres tras el parto. Para el buen funcionamiento del sistema inmunitario del ganado es crucial que el alimento sea rico en proteínas de alto valor biológico.
Animales debilitados por infecciones virales o bacterianas, o por cargas excesivas de ectoparásitos (garrapatas, ácaros, piojos, etc.) son también más proclives a sufrir mayores daños por gusanos parásitos. Y lo contrario también es cierto.
Pero no hay que olvidar que el ganado es capaz de desarrollar inmunidad sólo a unas pocas especies de gusanos, y que esta inmunidad necesita meses o incluso años de exposición para ser adquirida.
Mantener los pastos limpios de gusanos
Está generalmente admitido que, una vez que los pastos se han infectado con gusanos, permanecerán capaces de infectar el ganado que los pastorea durante meses e incluso más de un año, según la especie de gusanos de que se trate y de las condiciones climáticas. Esto es especialmente cierto si hay fauna rumiante salvaje que tiene acceso a dichos pastos, pues son hospedadores aptos para muchas especies de helmintos. No obstante, aunque la erradicación es rara vez factible, varias medidas de manejo permiten reducir la contaminación de los pastos y a mantenerla baja.
Mantener algunas áreas sin ganado (descanso de pasturas) durante varios meses hará que las larvas infectivas de varias especies no sobrevivan, simplemente porque su supervivencia fuera del hospedador está limitada ya que les afecta la luz solar, la desecación, etc. De hecho es lo que ocurría en el pastoreo nómada en el que muchos pastos quedaban desocupados de ganado durante muchos meses. Esto debe hacerse de ordinario durante la temporada del año con las condiciones más adversas para dichos estadios infectivos. El éxito depende mucho del clima, de la estación del año, de la topografía, del tipo de suelos (permeabilidad, drenaje, etc.). Y varias especies de gusanos parásitos pueden sobrevivir durante muchos meses en pastos no utilizados. En fin, dejar pastos sin utilizar puede no ser practicable por motivos económicos o de otro tipo.
Un caso particular es el pastoreo rotativo que consiste en que el ganado no ocupe siempre toda el área de pastoreo, sino que se mantengan zonas libres de animales que se van abriendo sucesivamente según se van agotando los pastos ocupados. Investigaciones en Uruguay concluyeron que, en las condiciones climáticas y ecológicas concretas de ese país, un descanso de 90 días es lo mínimo necesario para lograr una disminución significativa de la contaminación de los pastos con helmintos ovinos. En países más tropicales se han logrado buenos resultados en ovinos con descansos de 30 a 40 días precedidos de períodos de pastoreo de 4 a 5 días. En bovinos parece que hacen falta periodos de descanso más largos, tal vez porque la boñiga vacuna permite una supervivencia mayor de las larvas infectivas que los excrementos ovinos. En cualquier caso, sobre bovinos hay menos informaciones fiables al respecto.
El pastoreo alterno, es decir, ocupar los pastos sucesivamente por tipos diferentes de ganado (bovino, ovino, equino, etc.), tiene sentido para disminuir la carga de estadios infectivos de especies muy específicas de cada tipo de ganado (para el ganado vacuno p.ej. Bunostomum phlebotomum, Dictyocaulus viviparus, Toxocara vitulorum, etc.) que no pueden infectar y reproducirse en otros hospedadores. También puede aprovecharse el hecho de que los bovinos adultos desarrollan más fácilmente inmunidad que los ovinos. Por ejemplo haciendo pastar primero a los bovinos al inicio de la temporada que actúan como «aspiradores» e introducir después a los ovinos. Pero el pastoreo alterno puede estar desaconsejadopara otras especies de gusanos que parasitan a casi todos los tipos de ganado.
El pastoreo en áreas de rastrojo consiste en utilizar las áreas agrícolas inmediatamente tras la cosecha aprovechando los restos vegetales para el pastoreo. También es una práctica típica del pastoreo nómada. Esas tierras están libres de gusanos parásitos, debido en a que no ha habido animales para permitir mantener el ciclo de los parásitos, y a que el laboreo de la tierra impide en gran parte que los estadios infectivos de la mayoría de los gusanos parásitos sobrevivan en el suelo. Esta práctica tiene además la ventaja que el estiércol animal resulta muy beneficioso para la mayoría de los suelos agrícolas.
Arar los pastos y sembrar inmediatamente pasto reduce el número de larvas infectivas pero no las elimina, y hay que cuidar de no permitir el pastoreo cuando la hierba está aún poco crecida. Lo mejor sería arar tales potreros, sembrar algún producto agrícola y, tras su cosecha, volver a sembrar pasto de nuevo. Es muy improbable que las larvas infectivas de la mayoría de las especies sobrevivan tras un tal manejo.
Mantener los pastos secos puede reducir sustancialmente su contaminación con estadios infectivos de los gusanos. Superficies de agua permanentes o que se forman una y otra vez (lagunas, estanques, charcas, zanjas, fosos, acequias, zonas inundadas, exceso de irrigación, alrededores de fuentes o bebederos, etc.) permiten el desarrollo de grandes poblaciones de algunas especies de helmintos. Esto es especialmente válido para muchos trematodos (p.ej. Fasciola) cuyos hospedadores intermediarios son caracoles anfibios o acuáticos. Pero también para numerosos nematodos gastrointestinales: sus estadios inmaduros se desarrollan mucho mejor en pastos húmedos que secos. Por lo tanto, todo lo que elimine o reduzca tales entornos húmedos disminuirá su contaminación con helmintos.
Reducir el riesgo de contacto del ganado con estadios infectivos de los gusanos (helmintos)
Hay numerosas prácticas de manejo que contribuyen a reducir la exposición del ganado a entornos contaminados o la probabilidad de que ingiera estadios infectivos.
Evitar la sobrecarga de los pastos. Allí donde se concentran los animales es más probable que la hierba esté más contaminada pues ofrece mejores condiciones para el desarrollo y la transmisión de estadios infectivos: abundantes excrementos cargados más o menos de huevos o de larvas que reinfestan continuamente el pasto; suelo y pastos humedecidos por la orina, etc. Por ello debe evitarse la sobrecarga de los pastos. Esto es también importante porque el daño causado por los gusanos suele ser proporcional a la tasa de infección, es decir, al número de larvas infectivas ingeridas: cuanto más larvas infectivas en el pasto, tanto más larvas ingerirá el ganado, tanto más fuerte será la infección y sus efectos. Al contrario, la infección con unos pocos gusanos ocasionará probablemente poco o ningún daño al ganado y, en general, permite el desarrollo de inmunidad a ciertas especies.
Promover la rotación de pasturas o cambiar periódicamente el lugar de descanso nocturno que tiende a estar más contaminado que el resto del potrero. Ambas prácticas reducen la exposición del ganado a áreas altamente contaminadas.
Poner comederos con pienso o heno en lugares donde se concentran los animales reduce significativamente la probabilidad de que coman el pasto en los alrededores altamente contaminado con larvas infectivas en esas áreas.
Evitar que el ganado paste en zonas húmedas (cerca de charcas, lagunas, zonas regularmente inundadas, etc.) empleando cercas o vallas adecuadas. Esto reduce el riesgo de ingerir estadios infectivos o al menos disminuye la cantidad ingerida. La hierba húmeda es más proclive a estar contaminada con larvas infectivas pues éstas tienden a nadar en el agua que cubre las hojas. Por la misma razón, restringir el pastoreo al alba y al anochecer, cuando la hierba suele estar más húmeda por el rocío, puede también reducir la ingestión de larvas infectivas.
Separar el ganado joven del adulto en cuanto sea posible porque es más probable que las infecciones de helmintos afecten más al ganado joven que al adulto. El ganado adulto tiene mayor probabilidad de estar contaminado y representa una fuente de infección, a pesar de que tal vez no sufran daño por haber desarrollado una cierta inmunidad a los gusanos. Lo mismo se aplica a evitar que el ganado joven comparta los pastos con rumiantes salvajes que es más probable que estén ya infectados.
Mantener intactas las boñigas hasta que se sequen. La mayoría de los gusanos gastrointestinales pueden completar su desarrollo de huevo a larva infectiva dentro de la masa fecal, sobre todo en bovinos, siempre que permanezca húmeda durante un mínimo periodo de tiempo. Pero para que las ingiera el ganado deben abandonar la masa fecal y diseminarse por el pasto, pues los bovinos suelen evitar comer pasto contaminado con excrementos si tienen una alternativa. Esto significa que el riesgo de infección del ganado es menor en zonas secas, donde los excrementos se secan rápidamente y las larvas infectivas no pueden abandonarlos. Esto también significa que la humedad abundante (lluvia, riego, inundaciones, etc.) y la rotura mecánica de las boñigas (pisoteadas por el ganado, aplastadas por equipos mecánicos, etc.) favorece la emigración de larvas infectivas fuera de las masas fecales y su diseminación por el suelo y los pastos circundantes, lo que aumenta a su vez el riesgo de que el ganado las ingiera.
Fomentar el pastoreo de pastos ricos y bien crecidos. Esto se debe a que las larvas infectivas de varias especies, al envejecer, se concentran en la base de las plantas y en el suelo. Como consecuencia, el ganado que pastorea hierbas cortas corre el riesgo de ingerir mayores cantidades de larvas infectivas. Esto se agrava con el hecho de que tales pastos cortos suelen ser menos nutritivos que los largos y el ganado en ellos tiende a estar peor alimentado. Lo mismo se aplica a pastos recientemente plantados.
Asegurar medidas higiénicas adecuadas en el interior de los establos. Algunas especies (p.ej. del género Nematodirus) pueden completar el desarrollo de huevos a larvas infectivas dentro de los establos en heno o cama contaminada con heces de animales infectados. Además, las larvas infectivas de muchas otras especies (p.ej. de los géneros Dictyocaulus, Haemonchus, Oesophagostomum, etc.) pueden sobrevivir durante días en los establos sobre heno húmedo, hierba fresca, suelo o cama contaminada con heces, etc. Para reducir este riesgo se recomienda limpiar los establos regularmente, eliminar el estiércol, cambiar la cama, y todo lo que ayude a mantener seco el entorno. Por ello, el heno no debe recogerse de pastos contaminados o hay que dejarlo secar antes de introducirlo en los establos.