Dioctophyma renale es una especie de gusanos redondos (nematodos), parásito renal de los visones y martas, y muy ocasionalmenre de perros, gatos y otros carnívoros. También se le denomina el gusano gigante del riñón, pues es el nematodo más grande que se conoce.
Se da en todo el mundo, si bien es menos frecuente en África y Oceanía. Abunda más en regiones de clima templado en torno a regiones lacustres o pesqueras de agua dulce, con abundancia de carnívoros que se alimentan de peces o anfibios silvestres, o de desechos de la pesca. Es endémica en algunas regiones de Brasil.
De ordinario, muy pocos perros se infectan, incluso en zonas endémicas (<1%). Pero en animales salvajes que se nutren de pescado pueden ser muy abundantes: un estudio en Ontario (Canadá) encontró cerca del 50% de los visones salvajes infectados con este parásito.
Muy ocasionalmente puede también afectar a seres humanos, con consecuencias graves, pues puede destruir el riñón infectado.
Perros y gatos infectados con Dioctophyma renale ¿son contagiosos para los seres humanos?
- NO. Ni por contacto directo con las mascotas, ni con sus heces o vómitos. Dioctophyma renale puede infectar a seres humanos, pero los huevos ecavuados por perros o gatos no son infectivos para los seres humanos, pues deben pasar un tiempo en el entorno y ser ingeridos por un hospedador intermediario para volverse infectivos. Los seres humanos se contagian al consumir pescado contaminado (o ranas) crudo o insuficientemente cocido. Para más información lea el capítulo sobre el ciclo vital.
La enfermedad causada por las infecciones con este nematodo pulmonar se conoce como dioctofimosis.
Este parásito no infecta a bovinos, ovinos, caprinos, porcinos, equinos o aves domésticas.
Localización de Dioctophyma renale
El órgano predilecto de Dioctophyma renale es el riñon, casi siempre el derecho.
Descripción de Dioctophyma renale
Dioctophyma renale es uno de los nematodos de mayor talla. Los machos miden de 20 a 40 cm de largo y 5-6 mm de ancho, con los extremos afilados. Las hembras pueden alcanzar hasta 1 metro de longitud y 12 mm de ancho. Machos y hembras son de color rojo, oscuro o claro según se encuentren en los riñones o en el peritoneo.
Los huevos son ovales, de unas 70x45 micras de tamaño, de color pardo amarillento, están embrionados y tienen una cutícula gruesa de superficie rugosa o picada.
Biología y ciclo vital de Dioctophyma renale
Dioctophyma renale tiene un ciclo de vida indirecto, con lombrices acuáticas (oligoquetos, p.ej. Lumbricus variegatus) como hospedadores intermediarios. Las hembras depositan huevos embrionados que se expulsan al exterior por la orina. Estos huevos puden permanecer infectivos en medio acuático durante años.
En el entorno acuático, los oligoquetos ingieren los huevos y en ellos se desarrollan las larvas infectivas L3. A estos gusanos se los comen peces o anfibios, que actúan como segundos hospedadores intermediarios en los que las larvas se enquistan. El hospedador final (visones, martas, perros, gatos u otros carnívoros) ingiere a su vez los oligoquetos (por ejemplo al beber), o los peces o amfibios infectados.
En el hospedador final, las larvas se liberan en el estómago y emigran al hígado por las vías biliares. Allí maduran durante unos 2 meses hasta adultos juveniles que seguidamente se trasladan hasta los riñones a través de la cavidad peritoneal, casi siempre al riñón derecho donde alcanzan la madurez sexual y comienzan a poner huevos.
En casos muy raros de infecciones masivas pueden también infectar los dos riñones. Algunos individuos pueden no alcanzar el riñón y completan el desarrollo en la cavidad peritoneal. Los gusanos adultos pueden vivir hasta 5 años en el hospedador final. Se allimentan de los tejidos adyacentes y también de sangre.
Si no está familiarizado con la biología general de los helmintos y de los nematodos parásitos pulse aquí para consultar los artículos correspondientes en este sitio.
Daño, síntomas y diagnóstico de Dioctophyma renale
Las infecciones con Dioctophyma renale dañan sustancialmente al riñón afectado por destrucción del tejido renal y subsecuente fibrosis. Si la infección se desarrolla lentamente, el otro riñón compensa la función renal y no se dan síntomas. En casos muy raros de infecciones masivas, si ambos riñones se ven afectados, puede haber nefritis, sangre en la orina, cólicos renales (si los gusanos invaden la uretra), e incluso fatalidades por ruptura o fallo renal completo. Gusanos erráticos en el peritoneo pueden causar peritonitis, hepatitis y ascitis.
El diagnóstico se confirma por la detección microscópica de huevos en el sedimento de la orina, pero la deposición de huevos no es contínua, y puede también haber infecciones de sólo hembras que no ponen huevos, es decir, puede haber falsos negativos. La ecografía permite visualizar los gusanos y con ello un diagnóstico preciso.
Prevención y control de Dioctophyma renale
En zonas de riesgo (p.ej. regiones pesqueras de agua dulce en zonas templadas) es muy conveniente evitar que los perros y gatos consuman peces o ranas silvestres, o desechos de la pesca sin cocer.
Antiparasitarios químicos
Por lo infrecuente que es, apenas hay antihelmínticos comerciales que incluyan este parásito entre sus indicaciones. Hay reportes de cierta eficacia del fenbendazol contra las larvas, y de la ivermectina contra los adultos. Pero a menudo la única terapia indicada es la extracción quirúrgica de los gusanos adultos del riñón o de la cavidad peritoneal.
Por ahora no hay vacunas que protejan a los animales domésticos haciéndolos inmunes a Dioctophyma renale. Por ahora no hay tampoco métodos de control biológico de Dioctophyma renale mediante sus enemigos naturales.
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Consulte a un médico veterinario para obtener informaciones y recomendaciones más precisas adaptadas a las condiciones climáticas y epidemiológicas regionales.
Resistencia de Dioctophyma renale a los antiparasitarios
Por ahora no hay reportes de resistencia de Dioctophyma renale a los antihelmínticos de uso habitual.
Esto significa que si un producto no procura la eficacia esperada contra estos parásitos, lo más probable es que no se debe a un problema de resistencia, sino a uso incorrecto o a que el antiparasitario empleado no es adecuado para dicho control. El uso incorrecto es la causa más frecuente del fracaso de productos antiparasitarios.
Aprenda más sobre qué es la resistencia y cómo manejarla.