Lucilia cuprina sobre carroña

Los califóridos son dípteros de talla media (7 a 12 mm de largo) de ordinario de colores metálicos azul verdosos. Las larvas de algunas especies son importantes parásitos del ganado, sobre todo de ovinos en países como Australia, Nueva Zelanda, Gran Bretaña, Irlanda y África del Sur, donde son la causa de graves miasis cutáneas de los ovinos. No afectan a perros y gatos.

Lucilia cuprina y Lucilia sericata son las especies más dañinas. L. cuprina abunda sobre todo en Australia, Nueva Zelanda y África del Sur y L. sericata en Europa y Nueva Zelanda. Ambas especies causan miasis primarias, es decir, depositan huevos directamente sobre la lana de las ovejas sin necesidad de heridas previas. Son parásitos facultativos, pues también pueden desarrollarse en carroña y en cadáveres.

Lucilia caesar, Protophormia terranovae y Phormia regina son otras especies que se dan en Europa y en Norteamérica capaces de causar miasis primarias en ovinos.


Biología y ciclo vital de los califóridos

Larvas de Lucilia sericata

Las moscas adultas de nutren de líquidos vegetales azucarados, y en ocasiones de fluidos animales. Las hembras son atraídas por olores putrefactos tales como los producidos por la orina y los excrementos que ensucian la lana en la zona inguinal, o por la morriña de la lana, una dermatitis superficial causada por la humedad y la proliferación de bacterias en la superficie de la piel.

Cada hembra deposita hasta 3000 huevos sobre la lana. Las larvas emergen a las 12 horas y descienden hasta la piel, que raspan con sus piezas bucales hasta producir un exudado. Esto atrae a otras hembras que ponen más huevos. Las larvas maduran en 2 a 7 días, caen al suelo y se entierran para pupar. Los adultos eclosionan a las 2 semanas. Esto permite entre 2 y 5 generaciones al año. Climas cálidos y húmedos favorecen el desarrollo de las moscas y aumentan las infestaciones.

Si no está familiarizado con la biología general de los insectos pulse aquí para consultar el artículo correspondiente en este sitio.


Daño e importancia económica de las miasis por califóridos

Las larvas devoran materialmente los tejidos superficiales causando tremendas heridas que se extienden rápidamente y pueden infectarse con bacterias. Si no se tratan a tiempo, los animales afectados pueden morir en pocos días.

El daño económico anual en Australia en 1994 se estimó en unos 120 millones de $US.


Prevención y control de las miasis por califóridos

Pupas de Lucilia cuprina

La esquila disminuye bastante el atractivo del ganado para los califóridos, sobre todo porque suprime el microclima húmedo dentro de la lana que permite el desarrollo de las larvas. Sin embargo, allí donde la producción de lana es el principal objetivo económico, puede ocurrir que la esquila deba llevarse a cabo en un momento inadecuado para la prevención de gusaneras.

La caudotomía (corte de la cola) y evitar la diarrea mediante el uso de antihelmínticos disminuyen mucho la suciedad en los cuartos traseros y con ella el atractivo que suponen para las hembras de califóridos.

Se ha investigado mucho y se sigue investigando en el desarrollo de vacunas contra estas miasis, sobre todo en Australia. pero hasta la fecha no hay avances sustanciales a nivel de campo.

También hay abundantes estudios con resultados esperanzadores sobre el uso estratégico de trampas que atraen y matan a las moscas, combinado con tratamientos también estratégicos de larvicidas. Pero su éxito depende mucho de condiciones locales ecológicas y climáticas locales.

En la actualidad, el control químico de las gusaneras por califóridos es sobre todo preventivo. Ha de tratarse todo el rebaño, de preferencia al final de la primavera, poco antes de la aparición masiva de califóridos. Varios baños a base de organofosforados son eficaces tanto para prevenir como para curar las gusaneras, y controlan al mismo tiempo otros ectoparásitos ovinos (piojos, melófagos, garrapatas, etc.). Antiguamente, con estos productos se llegaban a obtener más de 10 semanas de protección contra la reinfestación, pero la aparición y extensión de resistencia (p.ej. en Australia y Nueva Zelanda) puede reducir substancialmente la duración de dicha protección. Algunos inhibidores del desarrollo (p.ej. ciromazina, diciclanil, diflubenzurón, triflumurón)en baño y en pour-on ofrecen protección de hasta 16 y más semanas. según el producto. Varios piretroides también controlan las gusaneras pero la protección no suele exceder las 5 semanas.

En los últimos años ha aumentado la sensibilidad a los residuos de productos químicos en la lana. Esto hace que también se utilicen productos con sustancias activas de menor poder residual pero que dejan menos residuos en la lana (p.ej. spinosad). Para el tratamiento curativo directo de animales ya infestados hay curabicheras (sprays, polvos, pomadas, ungüentos, etc.) que matan directamente a las larvas. Contienen sobre todo organofosforados, carbamatos o piretroides con efecto larvicida, mezclados a menudo con productos desinfectantes y cicatrizantes.

Puede interesarle el artículo en este sitio sobre plantas y remedios vegetales contra las bicheras, gusaneras y otros inectos parásitos del ganado (enlace).


Resistencia de los califóridos a los parasiticidas

Lucilia cuprina, mosca adulta

La resistencia de Lucilia cuprina y Lucilia sericata, sobre todo a los organofosforados está muy extendida en Australia y Nueva Zelanda, y los casos de resistencia a las benzoilureas (diflubenzurón, triflumurón)aumentan preocupantemente. 

Curiosamente, han debido pasar más de 30 años de uso muy intenso en ovinos contra las miasis por califóridos, hasta la aparición del primer reporte de resistencia a la ciromazina (2020) en campo en Australia. En 2020 se ha reportado resistencia de Lucilia cuprina (califóridos) en dos cepas de campo en Australia con factores de resistencia in-vitro de 13 y 25 en comparación con cepas susceptibles al diciclanil y la ciromazina, respectivamente. Estudios in-vivo mostraron una reducción del periodo de protección de 69% y 78% con respecto a las indicaciones del fabricante. Estas cepas también mostraron una reducción del periodo de protección del 55% y del 33% tras tratamientos con productos a base de ciromazina e ivermectina, respectivamente.

No hay por ahora reportes de resistencia al spinosad y a los piretroides.